Viernes de Dolores, 3 de Abril. 22:00Desde 1998
En la Semana Santa ciezana los Traslados constituyen otros de esos momentos típicos y no exentos además, en algunos casos, de una manifiesta peculiaridad. Su calado entre las gentes ha sido de tal magnitud que la nostalgia de los que ya no se realizan no se mitiga siquiera ante el notorio recogimiento con que se llevan a cabo los que se han ido incorporando más recientemente.
La tradición de los Traslados de los Santos, en el decir del pueblo, data del siglo XIX y es fruto de varias circunstancias. Por una parte se da el hecho de que algunos Pasos se custodiaban en las propias casas de sus Camareros o propietarios (Santa Verónica), o en “cocheras” (La Flagelación), bien por voluntad de aquellos (Santa María Magdalena), bien porque su ubicación en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, de donde salían todas las Procesiones, era imposible por cuestiones de espacio (La Oración del Huerto); por otro lado algunos Pasos tenían su propia capilla en la Ermita del Santísimo Cristo del Consuelo (San Juan, San Pedro, La Samaritana, Jesús Resucitado) o la poseen en los Conventos de San Joaquín y San Pascual (Santísimo Cristo del Perdón) y de Santa Clara (Nuestra Señora de Gracia y Esperanza).
La construcción de la “Casa de los Santos” a principios de la década de los setenta del pasado siglo XX y la de varias Casas de Cofradías en la década de los noventa, una y otras muy cercanas a la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, motivará la desaparición paulatina de algunos Traslados que durante algunos años y para no perder la costumbre intentaron mantenerse, caso del Traslado de La Caída o del Ángel Triunfante, como simples Pasacalles previos a la Procesión.
Curiosamente, y atendiendo al calendario, hay que referirse en primer lugar a los Traslados de implantación más reciente, la mayoría de ellos con la denominación oficial de Traslado procesional, por realizarse a paso lento y/o con la participación de todos los Tercios de la Cofradía, que conforman un cortejo idéntico al que la Cofradía despliega cuando participa en una Procesión.
El primero de ellos, el Traslado procesional de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, parte del Convento de Santa Clara, donde la Imagen cuenta con capilla propia, para llegar a la Casa de su Cofradía, en los aledaños de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción; instaurado a finales del s. XX, en sus primeros años tenía lugar a media tarde del Lunes Santo, pero desde 2007 lo hace en la noche del cuarto sábado de cuaresma.
El Traslado procesional de la Santísima Virgen de los Dolores, se viene realizando a partir de 1998 la noche del Viernes de Dolores desde el Convento de San Joaquín y San Pascual, donde se encuentra erigida la Cofradía (la Imagen tiene su capilla en el Convento de Santa Clara) hasta la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. La participación de todos los Tercios de la Cofradía y el paso lento, propio de Procesión, diferencian a este Traslado de los primitivos, cuyas características eran el desfile a paso ordinario al son de los pasodobles titulares y la ausencia de Tercios, exceptuando la presencia de algunos niños.
Con idénticas características al anterior, en la noche del Sábado víspera de Ramos hace su Traslado procesional desde el año 2001 el Santísimo Cristo del Perdón; tras el tradicional Besapie, el cortejo parte del Convento de San Joaquín y San Pascual, donde tiene capilla propia, para recogerse a su vez en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción. La Imagen del Santísimo Cristo del Perdón desfila, sólo por esta ocasión, ligeramente recostada sobre el Trono.
Por su parte, en la noche del quinto viernes de cuaresma y desde la iglesia de San Juan Bosco, sita en el Barrio del mismo nombre, y hasta la Casa de los Santos se traslada procesionalmente desde 2006 San Pedro, en el que es, sin duda, el Traslado más largo de cuantos tienen lugar.
El último Traslado en incorporarse al calendario festivo fue el del Stmo. Cristo de la Misericordia, implantado en 2008. La Imagen, portada a hombros por los fieles, sale a primera hora de la madrugada de la Basílica de la Asunción, recorre, iluminada por cuatro faroles de mano y entre rezos, las estrechas calles y cuestas del caso viejo de la ciudad, para recogerse finalmente en la Casa de los Santos, donde a su llegada es anclada ceremoniosamente en su Trono.
El Domingo de Ramos por la tarde, entre el fervor y devoción de todos los ciezanos, tiene lugar el multitudinario Traslado-Procesional del Santísimo Cristo del Consuelo desde su ermita extramuros hasta la Basílica de la Asunción. Al principio el Paso del Santísimo Cristo del Consuelo se trasladaba a la villa en vísperas del Novenario que se le dedicaba con motivo de su festividad el Día de la Cruz (3 de mayo). Cuando a mediados del siglo XIX, probablemente, el Santísimo Cristo del Consuelo comienza a participar en los Desfiles Procesionales, su Traslado se realiza en el marco de “La Traída de los Santos”. Y aunque en ocasiones esporádicas su “bajada” se realiza otros días, caso del año 1943, en el que tuvo lugar la noche de Martes Santo tras el Prendimiento, desde 1932 consta el Domingo de Ramos por la tarde como día de su Traslado en Procesión, Traslado-Procesional que realiza su Cofradía acompañada del Clero, Autoridades locales y de todo el pueblo de Cieza hasta la Basílica de la Asunción, en la que a su llegada se celebra la Santa Misa en su honor.
Con un devenir paralelo al de la Procesión General, tiene lugar desde el último cuarto del siglo XIX y hasta 1957 otro hecho peculiar que va a marcar profundamente la tarde del Miércoles Santo y en el que hay que ver el origen de los Traslados en la Semana Santa ciezana: la "Traída de los Santos".
La popularísima “Traída de los Santos” tenía lugar a partir de las tres y media de la tarde y constituía en realidad una Procesión más. Los Pasos que iban a participar en la General, Procesión que, hasta que pasó a celebrarse Miércoles Santo en 1935, tenía lugar Jueves Santo, se trasladaban el mismo día de la Procesión desde el lugar dónde se conservaban durante todo el año hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Salían en dos grupos: en la Ermita del Santísimo Cristo del Consuelo se arreglaban y desde allí bajaban los Pasos San Juan, San Pedro, La Samaritana y, ocasionalmente, La Santa Verónica y la Santísima Virgen de los Dolores, y también durante un tiempo, como antes se ha referido, el Santísimo Cristo del Consuelo; en la Esquina de la Villa les esperaban Santa María Magdalena y La Oración del Huerto, muy cerca de la cochera que Dña. Visitación Aguado tenía en los "Ejíos de Marín", donde éstos se guardaban. Más adelante, en la Calle Larga se unía al cortejo el Paso de La Flagelación que salía desde la cochera de los "Mateos". El itinerario estaba siempre concurridísimo y la chiquillería ponía la nota alegre del día, tarareando el pasodoble de San Juan o el de la Verónica, o los compases de las bandas de cornetas y tambores, mientras aguardaban la llegada de los Tronos entre la gran nube de polvo que levantaban a su paso convirtiendo en baldíos los esfuerzos de los vecinos que rociaban las calles del recorrido para evitarlo.
De los Pasos que participaban en la “Traída de los Santos”, actualmente sólo San Juan y Santa María Magdalena mantienen sus Traslados de la tarde de Miércoles Santo como testimonio de un pasado no tan lejano.
Tan tradicional como los anteriores es el Traslado del Santo Sepulcro, que ininterrumpidamente se viene realizando a partir de los años de la posguerra desde una “cochera” particular en la tarde de Viernes Santo. A éste se unió en los años 2002 y 2003 el del Paso Santa María Salomé después de no haberse celebrado durante varias décadas. Junto a estos dos, y en las décadas de los cincuenta y setenta, hacía su Traslado a la Basílica de Ntra. Sra. de la Asunción desde el Convento de San Joaquín y San Pascual el Paso de la Santísima Virgen de la Piedad. El hecho de que estos Traslados se hayan venido realizando siempre, como es típico por otra parte, al son de los pasodobles escritos ex profeso para ellos motivó en otras épocas algún que otro altercado precisamente por la conveniencia o no de esa clase de acompañamiento musical.
Por otra parte, desde la realización del nuevo Paso de Jesús Resucitado en 1943-1944 y su ubicación en la Ermita del Santísimo Cristo del Consuelo, y con idénticas características a las de los anteriores, tenía lugar en la tarde del Sábado Santo este otro popular Traslado. El Traslado del “Niño Resucitado”, como popularmente se denominaba, se vino celebrando con regularidad hasta la década de los ochenta del pasado siglo (acompañado en una o dos ocasiones también por el Traslado del Ángel Triunfante) volviéndose a realizar por última vez en dos ocasiones posteriores.
Finalmente y desde hace dos décadas realizan su Traslado la mañana de Domingo de Resurrección, en las horas previas a la Procesión, la Santísima Virgen del Amor Hermoso, que sale de la Ermita de San Bartolomé, donde el Paso se arregla, y Santa María Magdalena.
En cuanto a los que fueron, entre los años 50 y 70, habituales Pasacalles protagonizados por los Pasos participantes en la Procesión del Resucitado al término de la misma y que respondían a la necesidad de llevar los Pasos a las cocheras donde habrían de permanecer todo el año, la posibilidad de alojar a la práctica totalidad de los mismos en la Casa de los Santos hizo desaparecer ese último rescoldo festivo y bullicioso de la Semana Santa ciezana.